martes, 13 de mayo de 2008

No lo hubiese permitido...


Esta entrada va acompaña de esta foto que me ha hecho alguien que hoy me hizo sonreír a carcajada, lo cual, no es novedad porque siempre lo hace. Porque esta foto refleja lo mucho que le agradezco que hoy haya estado conmigo, porque refleja a la vez lo mucho que te hecho de menos a ti y, porque refleja que a pesar de todo, sigues estando ahí.

Hoy me ha pasado algo que tú no hubieses permitido, Javi…

Había quedado con Jorge para comer en Parquesur y pasar la tarde (enfurecidos, como no, por no poder comprar toda la ropa que allí se precia en los benditos escaparates…). Cuando salíamos de vuelta del parking ha empezado a llover fuertemente. Y un hombre estaba parado en su silla de ruedas, bloqueada por la lluvia. No se movía. La gente sí lo hacía bajo su paraguas. Veías paraguas móviles a su lado, que escondían gente que miraba hacia el otro, como si no sirviesen para nada. Y, antes de seguir, me he dado cuenta de, eso, que esa gente no sirve para nada. Panda de inútiles e insensatos. Panda de desgraciados malhumorados. Panda de sinvergüenzas y amargados de la vida. Hemos dado la vuelta a la rotonda con el coche y allí seguía, sólo, como antes.

Y de repente… me he acordado de ti. Que tú me verías hacer lo que tú también harías: bajarte del coche, desbloquearle la silla, entre la lluvia, y llevarle bajo techo. Llamar a su centro y esperar que le recogiesen.

El señor no sabía casi ni hablar. Tan indefenso… sin nada, sin nadie, sólo litros de agua chorreando entre su ropa y tristeza entre la sangre. Preocupado porque había ido a comprar un regalo (tendría que ser para alguien muy importante) y, porque la batería de su silla, se había agotado.

Cuando todo estaba bien me he marchado, llena de rabia. Había dejado de llover. Me he dado cuenta que esa lluvia era tu forma de llamar la atención para que le ayudase. Y que cuando todo estaba bien y te habías cerciorado, ha parado de llover. Todo se ha tranquilizado. Tú, te has tranquilizado.

Gracias, Javi. Por hacerme sentir que sigues ahí. Gracias por seguir siendo el mismo. Gracias, porque a pesar de que me haya costado tres horas esta mañana levantarme de la cama llorando, esta tarde me has hecho ver que sigues ayudando. Gracias de corazón. Pero te seguimos echando de menos.

No hay comentarios: