jueves, 15 de enero de 2009

Camino



Hacía tiempo que no lloraba a moco tendido con una película. Antes, recuerdo que lloraba con las películas de amor, desamor, despedidas… aquel amor imposible por familias, por estatus, porque uno de los implicados marcha lejos… Pero hacia mucho o, quizás nunca ,que no lloraba de verdad por una película y por todo lo que allí veía. Por los personajes, el contenido, por las escenas de dolor, de alegría, por los colores, la lluvia, los pájaros, por un vestido, un cuento de hadas, por esos ojos azules que le quitaban la vida poco a poco a esa niña que empezaba a dar pasos en la realidad…
Camino no es una película, es una emoción intensa. Muestra la vida y la muerte en apenas cinco meses. Camino es, sobre todo, felicidad y tristeza. Todos los personajes han sido escogidos con gran acierto. Un guión cargado de fantasia y dolor, que rasga el alma del espectador. Esa niña, Nerea Camacho. He quedado enganchada a ella, no sólo por el personaje que interpreta. Como siga así será alguien que destaque con creces en el mundo del cine y en el corazón de muchos, no lo dudo. Como ella sólo sabe pasar con ligereza de la tristeza a la felicidad en cuestión de segundos. Como sus ojos y su voz saben expresar de forma correcta al personaje en todas las circunstancias que se le presentan. Esa madre encomendada en cuerpo y alma ya no sólo a su personaje sino a la película de forma íntegra. Imagino que con ese listón de actores ante las cámaras el trabajo ha sido más duro aún.
Felicidades a Javier Fesser por regalarnos esta grandiosa película. Porque a pesar de que esté basada en hechos reales sólo tú has sabido hacer una hermosa y trágica nueva historia. Has sabido mezclar fabulosamente un mundo de felicidad con un mundo de dolor y sufrimiento y, ante todo, has sabido adaptarla a todos los públicos creando en el espectador una nostalgia infinita.
Enhorabuena a todos.

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