lunes, 28 de enero de 2008

Gracias

Hoy quiero dar las gracias a alguien que lo merece…. Unas palabras de agradecimiento personales, íntimas. Hacer saber que no intento hacer reflexionar a nadie que lea esto, que es simplemente un “gracias” a ella. Porque veo, sobre todo hoy y quizás sólo hoy, una pequeña luz después de tantos años…

Porque a pesar de ser yo una “don nadie” me has brindado la ayuda que en su momento necesitemos. Porque, sinceramente, espero que llegue el momento. Porque a pesar de no conocerme de nada, me has dado unos minutos por teléfono. Agradecerte tus palabras de aquel día y tus gestos y miradas tan dedicadas. Porque aquel día, después de mi testimonio, tenia la sensación de que hablabas para mi y para los míos. Sin importarte el resto. Porque, creo, que te preocupa el caso, como todos los que hay cargados de esta mierda.

Gracias por tus palabras de apoyo porque, a pensar que en ocasiones la situación no tiene una solución a mi alcance, escuchar unas palabras de consuelo y medios para los que salir adelante, ayudan por completo. Porque frente a esto, aunque creía que no, hay esperanza. Gracias de corazón. Porque estoy deseando llegar y comentar todo con detalle y detenimiento para que no se me escape nada, y para que tenga el ánimo y la fuerza para poder seguir adelante que falta le hace… Porque si ella da el paso, soy capaz de esconderla hasta debajo de una piedra. Porque no quiero que se sufra más. Porque, creo que a día de hoy, me has dado la fuerza suficiente para no tolerarlo ni una sola vez más. Ojalá ella escuchase todo. Porque aquel día sólo pensaba y deseaba que ella estuviese ahí sentada, quieta, escuchándote admirada. Ojalá no la fuese tan difícil dar el paso que la queda.

No quiero que se culpe nunca más. No quiero que llore nunca más. No quiero que no sea ella nunca más…
Gracias por aquel abrazo y gracias porque sé que estarás ahí cuando lo necesitemos.

domingo, 20 de enero de 2008

Celos sin amor, amor sin celos



Hace un tiempo que prometí a cierto personaje “celópata”, así se define con sus propias palabras, que hablaría de un tema algo contundente por mi parte y muy relacionado con muchas de las entradas de mi Blog por ilógico que parezca o por mucha búsqueda de relación que hagan algunas personas al respecto.

Esta persona me preguntaba exactamente: “¿Cómo haces para no ser celosa?”. Pues bien, espero contestarte a tu pregunta, al menos superficialmente, ya que todos sabemos que esto de los celos sólo se siente en lo más profundo y de forma muy personal.

En primer lugar te diré que no hay respuesta a dicha pregunta. Hace tiempo que abandoné ser celosa, si es que en algún momento lo fui, por el simple hecho y el tradicional dicho de que “se pierde más de lo que se gana” con dicha actitud. No, ya sin dilaciones, ya que no quiero acudir a dichos meramente anunciados hasta la saciedad por personas que ni por asomo dejan de ser celosas y se excusan de no serlo con ello. Ser celosa en el sentido estricto, de sentir celos de tu pareja o con tu pareja…

En mi “teoría” de celos, que tengo que decirte que hoy me planteo, además de ser aquella situación que todo animal sufre antes de aparearse con el macho o la hembra, en cada caso, para paliar su apetito sexual, existen muchas variedades de celos. El asunto de los animales lo pongo de ejemplo, además de por ser una realidad como un templo, para quitarle “leña” al asunto ya que el tema puede hacer provocar una gran hoguera sentimental y mi preocupación con este documento es que al final de leerlo te des cuenta de que son simples pero, a la vez, preocupantes problemas sentimentales y que por el mero hecho de considerar la posibilidad de que puedan producir un problema irremediable en la pareja, hay que llegar a quitarle la importancia que la gente da a la desconfianza de la pareja que, en ocasiones, la precisa pero esa es la que se ve a distancia, se nota y hasta se sabe con acierto lo que supone para mi no ser celosa, si no por contra, no existir un poco de amor y, a su vez, no haber constancia, como los propios y sentidos hechos demuestran, de amor real, verdadero. Eso sería un tonteo que se debería abandonar de forma inmediata y no echar la vista para atrás ni por asomo.

Para empezar te diré que, sinceramente, creo que es demasiado el amor que se le debe proliferar a una persona que no hay cavidad para los celos. No caben por ningún sitio cuando hay amor de verdad porque no hay tiempo para pensar en ellos. ¿Cómo ser celosa de la persona que se ama, que comparte tu cama o que te roba miradas? Si todo es tan real, no hay lugar. Si tiene su espacio en la pareja se roba la magia al asunto. Si todos los días tuviese que pensar con quién, dónde o de quién recibe alguna que otra muestra afectiva la persona que quiero, me sería imposible vivir y, directamente, le haría imposible vivir a él porque él necesita de ello tanto como yo para no bajar su autoestima ¿no?. Se muere todo con ello. Se reduce a eso. Pienso que, especulando en lo que puede estar o llegar a hacer una persona constantemente y de forma dominante puede quitarme la independencia que tanto deseo. Si no dejo independencia no podré exigir la mía. Esa que tanto adoro ¿recuerdas?...

Muchas personas dicen que si no se estipula un cierto cargo extremo de observación por parte de uno hacia el otro, entonces, esto provoca la ciega confianza, la individualización en la pareja que siempre se ha sentido, tomado y definido públicamente como dual y provoca el pasotismo y la confianza para poder romperla de la forma más cruel que puede llegar a matar al amor: la infidelidad. Considero, y quiero dejarlo muy claro, que hay infidelidad cuando hay amor y, de verdad, quiero hacer hincapié en ello para matizar ciertas cosas que en algún momento no se han dejado claras y se han tomado como tal, equivocadas. Repito, yo, personalmente, siento una infidelidad cuando la pareja que amo- que no es lo mismo que aprecio- rompe el idilio por querer entrometer en su vida a otra persona o personas sin haber terminado lo anteriormente pactado. Que quede muy clara esta postura personal y, otros muchos, que se den por aludidos. Si no hay amor no hay infidelidad y, por tanto, no hay dolor que, a fin de cuentas, es lo importante. Por supuesto que menos que no hay infidelidad cuando nunca hubo amor o la pareja estuvo rota desde hace tiempo, aunque siempre sin dejar de lado al respeto.

Siempre me digo y, no creas que no me costó hacerlo pero ahora soy feliz cuando lo hago, que si una persona te quiere de verdad y se siente correspondido jamás habrá motivo para fabricar celos – porque los celos se fabrican si uno quiere-. Si desea perder, desde el buen sentido de la palabra, el tiempo contigo será porque te quiere. Si no el único que pierde el tiempo y, ahora sí en el sentido rotundo de la palabra, es él. Si por algún motivo das con un necio de oídos sordos y sentimientos ásperos y te falla, piensa y siéntete egoísta meditando –esto último quizás lleve su tiempo, no te preocupes por la tardanza que pueda suponer- que no te merecía y que siempre, hay otra persona al otro lado del planeta o detrás de la puerta que si te valora y te respeta. Mátate a buscarla y no pierdas el tiempo con alguien que no te aporta nada y que te dejará con menos.

Los celos convierten fe en desesperación. Destruyen el amor. Ofenden a la confianza. Acuchillan al respeto. A veces de una forma cruel, como se demuestra televisivamente y, lamentablemente, con las muertes que tanto defiendo como crueles e injustas. Ves aquí y, si supieses muchas más cosas que no me atrevo del todo a contar pero que poco a poco doy mis pasos y me suelto, desahogo y me consuelo, mi gran desprecio a los celos. También, en parte, porque no me he criado con ellos ni los he visto por asomo rondar por los pasillos y habitaciones de mi casa. Aunque he de decir, que los celos no se heredan pero si se aprenden y se ven determinadas actitudes, como decía alguien hace unos días, “patriarcales” que se dan socialmente a nuestro alrededor y que se cree que lo correcto es adquirirlas.

También he oído, que una persona es inherentemente celosa por el hecho de estar enamorada. Pues no estoy de acuerdo. Tomemos los celos como celos. Los celos son lo que todos conocemos. No tergiversemos palabras ni cambiemos el significado y definición propia de las cosas. Otra cosa es que cuando estés enamorada sientas, lo que voy a denominar, los “sanos celos”. ¡Qué benditos sanos celos! Disfruto y me pierdo entre ellos. Esos en los que no se mete a terceros, que salen de forma espontánea y no se buscan como los otros. Pero siempre respetando el limite de lo absurdo, del abuso y también peliagudo.

Sólo te he plantado una reprimenda de palabras que, a día de hoy, quizás no comprenderás pero que espero que en el futuro llegues a considerarlas hasta absurdas lo que supondrá que abandonaste tu actitud actual. Se me queda en el tintero, el poder de sentirse celosa en la amistad, que en parte entiendo, por el simple hecho de creer y querer que la amistad verdadera no se rompa y dure para siempre. No apliques esto al amor, son dos actitudes diferentes, no las confundas. En la amistad si hay cavidad para terceros pero en el amor... eso es solo de dos y para dos. Eso es lo que lo hace tan magnífico y personal.
Termino como empecé... "Estar en celo": sensacion experimentada por un animal por la que demuestra su deseo de querer aparearse con un animal del sexo contrario.

“No sientas celos del tercero porque si hay amor verdadero éste no existirá”

viernes, 18 de enero de 2008

A "Paula"


Hoy voy a dedicar unas breves palabras a Paula. A Paula (pseudónimo que utiliza una mujer maltratada) por relatar los hechos violentos que sufrió durante 16 años. Porque me he quedado conmovida con su testimonio.

Me desilusiono sabiendo que todos los que te despreciaron no saben que existen esas ya históricas palizas plasmadas en ese magnifico libro -que las otras se seguirán sintiendo en tu cuerpo y mente, desgrasciadamente, toda la vida- con tu palabras en primera persona como única protagonista de la historia. Y no lo sabrán nunca porque seguro que no lo leerán y si dan con ello, quizás, no tengan el valor de hacerlo. Porque me ilusiona que, al menos, te hayas podido desahogar de esta forma. Porque con algunas de tus palabras me era imposible continuar leyendo y, aún así, sacaba fuerzas para poder proseguir ya que tu intención no era que dejásemos de leer al saltar la primera página. Pero cerrar ese libro suponía darte la espalda, de nuevo, y mi conciencia no me dejaba. Con alguna hoja corrió por mi cara alguna que otra lágrima.

Porque me sentía muy identificada con hechos y frases que, en ocasiones, he oído en primera persona en una llamada telefónica y, otras tantas, escondida detrás de una puerta. Porque entiendo psicológicamente tu calvario. Porque no sé cómo aguantaste tanto y no hiciste nada pero, también entiendo, que no pudieses hacerlo. Porque cuanto terminé de escucharte, ya que parecía que te tenía sentada conmigo a mi lado en el metro y en la cama cuando en silencio cada día te leía, me pregunté por qué tu vida –cómo la de otra tantas- fue tan desafortunada y el único consuelo que me quedaba era aquello con lo que tú también comenzabas tu relato. Iniciabas tu real tragedia con un "Soy feliz" y eso, en parte, me aliviaba. Y porque te queda lo más maravilloso que tu misma decías con tus palabras, tus hijos.

Porque parecía que me susurrabas al oído tus gritos constantes de desesperación y angustia. Tu ira y las reiteradas humillaciones. Porque yo tampoco, como tú, soporto sus "consabidos arrepentimientos, las lagrimas de cocodrilo y los propósitos de enmienda, así como el espléndido regalo de rigor". Porque espero que otras tantas mujeres, en tu misma situación, no los soporten más y, el resto, no lo soporte nunca.

Porque deseo que todo te sonría en la vida. Espero que logres la felicidad que un día te robaron y te mataron a pedazos.


domingo, 13 de enero de 2008

IES "Padre Juan de Mariana"
"...en la semilla descansa la esperanza de la cosecha, en la educación de la niñez la felicidad y cultura de los pueblos."PADRE JUAN DE MARIANA.
Hoy quiero recordar ciertos pasillos… aquellos donde transcurrieron, quizás, unos de los mejores años de mi vida.

Dicen que la etapa del instituto es la mejor. Muy posiblemente no, indudablemente afirmo que todas las etapas de mi vida han sido maravillosas. De pequeña, porque los que tenia alrededor se encargaban de ello y ahora porque tengo el suficiente poder para hacer mi vida irrepetible y envidiable hasta por mi propia persona. Todos los días hago pequeñas reflexiones de la imparable e impagable suerte que llego a tener y no quiero que se piense que”me tiro el moco”.

Pero no quiero pararme a reflexionar sobre cada una de las etapas de mi vida.

El otro día, muy entrada ya la madrugada, me puse a recordar con un compañero de entonces, ya que el sueño nos estaba jugando una mala pasada a los dos, esta etapa adolescente, sobre todo, lo que quedaba de ella, y me hizo añorar la cantidad de cosas que allí pasaron y que ya lamentablemente se esfumaron.

Siempre he intentado escoger mi futuro con precisión, pensando en lo mejor para mí, donde más puertas abiertas pudiese tener o, por lo menos, donde menos se cerrasen delante de mis narices. Y no sé, casi siempre las puertas para salir sin autorización del instituto estaban cerradas, pero no cabe duda que se abrieron numerosas puertas de amor y amistad en aquel recinto tanto fuera de él ya que de allí quedan grandes amigos, de los de para siempre, de los de pasada, de los de recuerdo y de los que ya venían conmigo en la maleta de mi viaje.

En aquellas clases conocí chicos de jugueteo, chicos que luego simplemente serán amigos, chicos que no he vuelto a ver, chicos de los que ni recuerdas sus besos, chicos que te hubiese encantado besar, chicos que odias haberlos besado... en fin... de todas estas cosas que, ahora mismo por la nostalgía de aquello no me arrepiento.
En aquellos pasillos, en aquellas escaleras, conocí al primer amor, pero el de verdad (al menos entonces lo creía). Aquel que llegó a hacer lo imposible por mí y al que, en un principio, ignoré. Quizás de eso trataba la mágica aventura de la adolescencia. Aquel por el cual al final perdí la conciencia de una forma loca y obsesionada y, por su puesto, con el que comprendí y, a la vez, perdí el sentido de las cosas. Todavía guardo sus cartas declarando la guerra a mi cuartel. Los primeros besos entre él y yo que, con un encanto riguroso y dando en el punto clave, supo robarme. Nuestro primer fracaso, el segundo intento y el tercer fracaso ya lejos los dos de aquellos pasillos. Tan bonito el primer amor…

El instituto no me enseñó todo, pero casi todo. Me enseño el valor de la amistad de forma insuperable. Conocí personas estupendas, aquellas de las que no te separarás nunca y otros que olvidarás para siempre… Profesores con amor a su profesión que te entusiasman por su buen hacer. Profesores por obligación. Y profesores de los de verdad, de los que las asignaturas son eso, contenidos de temática obligatoria que sólo necesita su calificación al final de curso, pero de los que te ayudan a ser persona cada día, los que te ayudan a reflexionar e intentar ser adulto y de los que ponen su grano de felicidad al asunto…

Travesuras del comienzo. Despedidas y reconocimientos del final. Todo se me ha quedado guardado en mi pequeño corazón. Cómo olvidar aquellos cuatro años tan difíciles y complicados en la vida de un adolescente donde cada día era una fiesta en los pasillos, en las clases, en las calles y en los patios. Donde cada mañana te levantabas con entusiasmo por acudir junto a ellos y donde cada tarde te despedías de ellos con lamento

El instituto me aportó a conseguir lo que hoy tengo. Mis amigos, mis recuerdos y mi futuro. Sólo quiero dar las gracias a los que emprendieron el viaje estudiantil conmigo desde la guardería, a los que se unieron a mitad del camino, a los que desaparecieron y, sobre todo, a los que finalmente tengo. Gracias a todos.

jueves, 10 de enero de 2008

Volando en la sala de un aeropuerto




Hoy me di cuenta de un lugar al que puedes llegar a odiar a la vez que adorar es el aeropuerto. Así es. Impresionante la sensación que me pude llevar hoy que ello.

Rodando hace unos meses atrás de aeropuerto en aeropuerto internacional, llegué a aborrecer aquello que siempre sueñas ya que te lleva al destino deseado de la forma más rápida y, no cabe duda alguna, que eficaz. Aquel lugar donde los sueños se hacen realidad. Allí donde uno se siente alguien por facturar hasta un mísero equipaje de mano que sobrepasa el peso estipulado por la compañía. Desde donde se puede echar al azar el destino donde viajar. Te plantas en el aeropuerto y escoges aquel lugar donde la puerta de embarque tenga el color azul, amarillo o por qué no rojo y donde el número de la ventana de facturación sea el 123, porque te encanta esa combinación de números tan graciosa y peculiar. Aquel lugar, seleccionado por meros juegos, será el lugar donde en unas horas te plantees tu regreso simplemente porque adoras viajar y es fácil dar vuelta atrás.

Y es que un aeropuerto puede dar mucho juego señores, quizás solo de palabra.

Amplio, desde allí se puede llegar a la otra parte del mundo.
Silencioso, porque ya se acabó eso de avisar por megafonía su puerta de embarque. Impresionante o impresionado, por cada despegue de avión particularizado por cada piloto deseando demostrar sus dotes de aviación.
Travieso, todos se ponen a la cola para jugar con un contrincante peculiar: la gravedad. Ruidoso por la cantidad de personajes que se pasean, duermen, corren y galopan por sus pasillos.
Plural, personas de todas las nacionalidades y personas de una misma nacionalidad pero con diferentes aficiones o profesiones: limpieza, vigilancia, electricistas, ingenieros, azafatas…
Recóndito, porque nunca sabes la cantidad de pasadizos electrónicos que puede haber bajo tus pies.
Misterioso y miedoso a la vez, porque nunca quiere estar solo.
Desafiante, denominan Terminal al lugar desde donde parten todos tus sueños o para algunos sus peores pesadillas.
Tolerante, es el lugar que siempre recibe los abrazos internacionales sin ningún tipo de dilación u obligación.
Electrónico y rápido, los datos no terminan de hacer su aparición en pantalla constantemente.
Festivo y nervioso, que se abra cada una de sus puertas de llegada es toda una fiesta y un manojo de nervios por ver la cara adecuada.
Estresante, porque no llegas a la puerta de embarque.
Relajante, porque no perdieron tu equipaje.
Triste, en el se fraguan miles de despedidas.
Feliz, en el se reencuentran dos almas perdidas.

El amor y el odio que se le puede llegar a tener a sitios como estos pueden llegar a marcar tanto una tarde como para hacer un tipo de reflexión como la aquí presente.
Resumiendo... aquel lugar donde desesperas por conseguir volando tus sueños, como siempre lo has hecho con el alma sin necesidad de estar enfundado en una máquina de acero.

miércoles, 2 de enero de 2008


AL MAR Y AL AMOR

En la botella se recoge arena de las playas que pisamos. Siento así, las olas que rompen a gritar de envidia cuando nos mirábamos frente a ellas. Sentados allí sintiendo aquello que tanto adoramos. Abrazados por la brisa fresca.
Calles grises y verdes, llenas de misterio pero llenas de ilusión. De ilusión contigo. De vivir contigo. De sentir todo contigo.
Planes descritos, encaminados y pensados y, a la vez, tan enredados… Confusos por el destino pero indudablemente mojados por esas olas y de ti.
Es imposible y, a la vez, tan inalcanzable pensar aquello sin ti y sin mí. Esto tan profundo que se lleva dentro tiene magia por ti y gracias a ti. Me imagino rodeando playas, bosques eternos, misteriosos, silenciosos y sintiendo el fino sonido de la fuente que hace correr este amor. Sueño con caminos que no van a desaparecer nunca.

Pero, ¿eué es eso que grita? Es la ola del mar, nuestra ola enfurecida, polvorienta y amarga. La desesperada envidia del mar desea ahogarte en la obsesión ferviente e incontrolada de este amor. Y yo, tú, el amor… se deja arrastrar a la orilla sin contrafuerza para sentir el corazón escondido entre la arena.

Y ahora después de tanto verso fraguado y palabras incomprendidas por el ajeno…

Porque contigo me gusta sentir el viento de cara.
Porque contigo no tengo miedo.
Porque me encanta dibujar tu cara con mis dedos.
Porque adoro y necesito tus consejos.
Porque enveneno de amor con tus sanos celos.
Porque me gusta enfurecerte reprochando con dulzura tus tan únicos y cálidos abrazos.
Porque por absurdo que parezca, me encanta enfermar por ti y junto a ti.
Porque me encanta devolverte lo tuyo y que te quedes con lo mío.
Porque nadie te conoce…

Y cada vez que giro en una noria, es contigo. Cada vez que enredo mi memoria, es contigo. Siento que mi sombra eres tú, por eso estoy segura frente a ti. Dibujo y sueño todo contigo. Atardeceres junto al mar, fotos pintadas junto a ti.
Y sonará aquel gallo que despertaba cada mañana a dos amantes que sabían que entre aquellas olas estaba su vida. Será aquel mar y aquellas aguas en las que se deshaga la arena recogida en la botella que esconde al corazón. Porque aquellas aguas vieron nacer este amor y lo matarán. Y es que mis palabras ocultan tantas otras que te susurro y que estremezco con su respuesta: tus ojos, tu sonrisa.

Porque te fuiste y me dejaste. Porque te pensé y perdonaste. Porque volviste y me miraste.
Porque te quiero...
Porque te adoro...
Porque este es tu secreto y el mío…

Porque sólo hoy y todos los días camino arrastrada por la brisa del mar y navego en el amor…
RECORDANDO CON PERMISO DEL AUTOR....

Cuando solo buscas un hueco,
palabras, risas y algún que otro beso,
cuando a tu lado los agobios dejo
y hablarte es un respiro y siento el miedo lejos.
Mis manos y las tuyas podrán construir nuevas relaciones
donde no hay que sufrir.
Deseo por encima de todo mal,
que siga viva nuestra amistad,
con rollo o sin él ¡Qué más dará!
esas cosas salen sin pararse a pensar.
Por eso ya lo sabes y... ¡es la verdad!

Este poema, casi infantil, se "compuso" especialmente para mi (y me siento muy afortunada por ello). Lo recordaré siempre (ya que es todo un honor) debido a la persona que lo hizo. Por su encanto, por su palabrería, por su afortunado pensamiento... Lo tituló, hace años, así : "Para una chica maravillosa...". Creo que no sigue pensando lo mismo de mí pero, a pesar de ello, en aquellos tiempos yo era maravillosa y tú no dejabas de serlo.

La gente cambia y el mundo también. Sentirme afortuna de que, a pesar de ello, "por encima de todo mal, sigue viva nuestra amistad"...

Porque muy de vez en cuando, nos tenemos ahí. Porque, lamentablemente, muy de vez en cuando, nos intimidamos sin arriesgar demasiado. Porque, muy de vez en cuando, te fijas "en mis zapatitos rojos y en mis hoyuelos"... Porque muchas veces has tenido que escucharme cosas incomprensibles.

Porque cuando éramos niños, todos fuimos egoístas. Porque pensabas que eras el que nunca te llevabas y te has llevado todo...

Un besazo enorme para ese chico que de vez en cuando debería de dejar de pensar en el mundo...

Una HERIDA ABIERTA A LA CONCIENCIA DEL MUNDO

Me da pavor tener que escuchar y enlutarme cada vez que oigo o leo algún medio periodístico anunciando tanta muerte trágica, injusta y cruel. Es ahí donde se siente cada una de las lágrimas, puñaladas, gritos y golpes de una mujer.
Una sociedad tan avanzada como la nuestra, donde diariamente se juega con un laberinto de palabras tales como células madre, cambio climático o leyes imposibles de llegar a concebir como legislativas, es inconcebible tener la idea de que una mujer ha muerto a manos de su marido, amante, novio, pareja, del hombre de su vida, del padre de sus hijos…

Hombres salvajes por naturaleza. Se piensan que es una enfermedad, un problema donde hay la posibilidad de una terapia conjugada, en muchos casos, con una paliza de vez en cuando. Rebajar la dosis poco a poco, como el tabaco.
Personas sufridoras de ello, de lejos o de cerca, por unos u otros motivos, sinceramente, pensamos que no es un problema patológico ni psicológico. Es una brutalidad asesina y, lamentablemente, a la vez una cruda y cruel realidad.

Son ellas, ellas y sólo ellas las que merecen mi conciencia cada día. A aquellos que les apoyan y les ayudan, a sus familiares que sufren cada uno de esos absurdos e injustificados abusos.

Me han hecho educarme en la idea de que ningún golpe tiene justificación alguna. Pero, a veces, deseas tanto acabar con ciertas cosas, actos (con ciertas personas)…

La libertad propia se consigue sin pensar en la del prójimo y mucho menos creer tener poder suficiente como para poderla manejar. La sociedad dice y grita a los cuatro vientos que vivimos en una democracia, población libre, con poder para hacer y decir. Pero no. No todo el mundo es libre. Hay gente, mucha gente, esclava de golpes y maltratos creyendo, en su gran mayoría porque así les hacen creer, que esos golpes son merecidos por naturaleza. ¿Es malo ser mujer? ¿Alguien se siente estúpida por ser mujer? Acaso, ¿desgraciada? ¿Tiene algo malo sentirse mujer? Aquí la que escribe se siente y, se sentirá el resto de su vida una mujer muy agradecida por este hecho que SÍ me ha regalado la naturaleza.

Sufro cada golpe, cada llamada de teléfono desconsolada y desesperada, cada trozo de rabia encendida, cada uno de sus desprecios…Me gustaría hacer tanto y no puedo.
Ahí está el problema: No puedo. Las leyes no dicen nada, no resuelven nada. Se firman, se publican pero no devuelven la vida. Son meros enunciados, palabras escritas quizás desde lejos, aprobadas en su mayoría por la buena fe pública pero no privada. Leyes que, simplemente, se limitan a redactar el problema de todas esas mujeres maltratadas, ¡cómo si ellas no lo supiesen!, ¡Cómo si ellas no lo sintiesen! No resuelven ni dan alternativas. Hacen justicia de forma injustificada. Justicia, la mayoría de las veces, incomprendida con razón.

Desde que intento entender muchas cosas que hubiese sido mejor no conocerlas y dedicarme a vivir simplemente del aire, como muchos quieren y pueden hacer, una no deja de oír que los problemas que más preocupan a la población (por rango estadístico, no crean ustedes que esto no es una erudición sin contrate) son el terrorismo, la delincuencia, no llegar a fin de mes, la vivienda, la emigración…. Muy bien, ¿pero se han parado a pensar en el verdadero problema de un golpe doméstico? Me refiero a todas aquellas mujeres que sufren un solo golpe en su vida y, a todas aquellas, que lo llevan sufriendo durante años, décadas… La violencia de género también deja victimas y asesinos. Deja niños huérfanos, mujeres sin hogar ni trabajo, sin personas en las que ya confiar. Deja miedo, rabia, cambia la vida...
Se conocen los nombres y apellidos de aquellas personas que, por buena conducta tras cumplir seis meses en prisión saldrán a la calle por no haber indicios de maltrato según la justicia, según la Ley y quiero hacer hincapié en ello, alegando que no hay datos ni pruebas concluyentes para pensar lo contrario. Volverán a su vida normal y quitarán la de otras…

Son matones de tres al cuarto, conscientes de que la sociedad los mira no con miedo sino con asco. Se comporta perfectamente. Son educados, maravillosos y encantadores con el mundo. Es el rey de la casa porque de su boca salen gritos tan esperpénticos como el de “mía o de nadie” “porque lo digo yo” “te pones el pelo así para ligar con otro” “calla que tu de esto no entiendes”, “mujer tenias que ser”… Por ese simple hecho, ya sienten que tienen derecho a matar. Pero no quiero dedicar mucho espacio a seres que, en realidad, no merecen ni ser nombrados, que mucho menos recordados por asomo o por obligación diaria.

Ocurre a nuestro alrededor, madres, primas, amigas, tías... Personas con sangre envenenada, corrupta y asesina que vierte la del inocente que tanto le adora.

No pienses que no volverá a pasar. No tuerzas la esquina. No cierres los ojos. No le creas, no le escuches. Actúa. Sé valiente. Quiérete y siéntete querida (aquí estamos los de verdad para ello). Sé egoísta. Se tú. Sé mujer... Porque AMAR…NO MATA. Denúncialo, acaso, ¿crees que no lo merece?

“UNA NO TIENE LA CULPA DE QUERER QUE SU SAPITO SE CONVIERTA EN UN PRÍNCIPE AZÚL, CUANDO NUNCA LO FUE”